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En la docencia, no todo es color.

Sin querer, al abrir mi facebook, me encontré con este post y me animé a relatar lo siguiente:




Hoy por la mañana, recibí una llamada de una señora (madre de uno de mis alumnos) que con cierta soberbia, me dijo que su hijo estaba recibiendo clases particulares, ya que yo, como maestro, no estaba haciendo nada para que su hijo aprendiera. Yo, me indigné, por supuesto.


Con tono pausado, le pregunté si ya había visto los tutoriales que he realizado y mandado al grupo de WhatsApp, en dónde explico a detalle la consistencia de los trabajos y actividades a elaborar. Su respuesta fue que no, porque simplemente no había tenido tiempo. Ella es comerciante y ese es el apelativo que expresa justificando su falta de tiempo.


Durante las 3 últimas semanas, se llevó a cabo un curso remedial con los niños que consistió en nivelar sus aprendizajes en relación al ciclo pasado. Sin mentirles, no recibí ninguna actividad del niño, pese a que estuve llamándoles en repetidas ocasiones para conocer la situación y, con base en ello, organizar un plan de trabajo adicional y particular para el estudiante, pero no recibí respuesta.


Hoy, iniciamos formalmente las clases con contenidos correspondientes al grado que se cursa actualmente. Le comenté a la madre de familia que era necesario hacer un esfuerzo para cumplir, de otra manera, el alumno sería el único afectado, puesto que no adquiriría los aprendizajes que se esperan.


Finalmente, la señora me dijo que mi obligación era buscar la manera de que su hijo aprendiera, que ella no tenía necesidad de pagarle a una maestra para darle clases particulares a su hijo, que no tiene internet para enviar los trabajos (aún cuando, por su situación económica, el niño cuenta con una tableta y un celular para su uso personal), que no podía destinar su tiempo para ver mis "videitos" porque ella trabaja todo el día.


Con esa actitud y nula disposición no es mucho lo que se puede hacer - le comenté - ya con un tono que evidenciaba mi impotencia.


Al notar que la discusión me conduciría a NADA, le exprese que si estaba inconforme, se podría comunicar con la directora de la escuela. De pronto, la directora, tal vez encontraría una solución. La madre de familia, con tono desafiante, me dijo que sí hablaría con la directora y que no permitiría que su hijo saliera afectado en sus calificaciones. Sin más, me colgó.


Minutos más tarde, recibí una llamada, era la directora de mi escuela y me manifestó que una madre de familia estaba inconforme con mi forma de trabajo, ya que según ella, su hijo ha cumplido con TODO lo que he solicitado. Menos mal, que tengo un registro en donde, diariamente, concentro las actividades enviadas por mis alumnos.


No se puede defender lo indefendible. Si algunos padres de familia, al no ver la salida, pretenden calumniar a base de mentiras a los maestros, las pruebas de nuestro trabajo hablarán por sí solas.


Lamento mucho haber iniciado mi día así, me hubiera gustado narrarles algo positivo de este inicio de ciclo escolar, pero en la docencia, no todo es color, también hay sucesos grises y amargos.

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