Don José María Albino Vasconcelos (1882-1959), también conocido como el ‘Maestro de las Juventudes de América’, ha sido uno de los intelectuales más beligerantes y lúcidos que han tomado parte en la historia de nuestro país.
Durante el interinato presidencial de Alfonso de la Huerta, fue nombrado Ministro de Educación, cargo que incluía la rectoría de la Universidad Nacional de México y que ocupó de 1921 a 1924. Además de sus invaluables contribuciones a nuestra Máxima Casa de Estudios, emprendió una campaña implacable en contra del analfabetismo. Convocando a todos los maestros y universitarios del país a sumar esfuerzos, elaboró múltiples discursos a favor de la educación.
Como síntesis de las arengas del maestro, les comparto una selección de sus más célebres frases en función de su carrera como educador, su “Decálogo de la enseñanza”:
1.- Al decir educación me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, a favor de los que nada saben, me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la potencia de cada cerebro que piensa.
2.- Los educadores de nuestra raza deben tener en cuenta que el fin capital de la educación es formar hombres capaces de bastarse a sí mismos y de emplear su energía sobrante en el bien de los demás.
3.- La tarea de enseñar con humildad, deja en vosotros una aureola, algo como la claridad que se desprende de una lección sencilla que eleva el alma y paso a paso la redime desde la condición pasiva de bestia hasta la altura dolorosa pero magnífica del hombre.
4.- El conocimiento es sólo una de las representaciones de la existencia.
5.- La ignorancia es la causa de la injusticia, y la educación, suprema igualitaria, es la mejor aliada de la justicia.
6.- Maestro y tirano son dos términos que se excluyen. En cambio, libertador y maestro son sinónimos; por eso los pueblos libres veneran a sus maestros y se preocupan por el adelanto de sus escuelas.
7.- Iguales somos todos los maestros. Entre nosotros no hay categorías, sino diferencias, y cada aspecto concurre a su propósito, y todo se suma en armonía en la enseñanza.
8.- Maestros son quienes se apresuran a dar sin reserva el buen consejo, el secreto recóndito, cuya conquista acaso ha costado dolor y esfuerzo.
9.- Si somos justos, si somos intransigentes con la maldad y enemigos jurados de la mentira; si no transigimos ni con la verdad a medias ni con la verdad a medias ni con la justicia incompleta, ni con la fama usurpada, entonces seremos verdaderos y ejemplares maestros.
10.- Nada tiene, pues de raro, que hoy que la revolución de verdad ha triunfado, hoy que la justicia y el bien comienzan a abrirse paso, la nación vuelve los ojos a los maestros para pedirles que consoliden la obra tan a dura costa realizada, para pedirles que aseguren su porvenir.
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