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Foto del escritorAníbal Jiménez

LA REALIDAD ALCANZA A LA FICCIÓN

Cuando me tocó ver, hace ya 10 años “yo, robot”, protagonizada por el actor estadounidense Will Smith, lejos estaba de imaginar que la realidad alcanzaría en tan poco tiempo la ficción de una movie. Realmente quedé preocupado, suponía que me tocaría ver en un futuro relativamente lejano el escenario de ese rodaje, cuya ficción, estaba adelantada a nuestro tiempo y se enfocaba en exponer los avances que había tenido la tecnología a través de la inteligencia artificial (IA).


La vida ficticia de esa época, implicaba en la cotidianidad la integración de robots diseñados para ayudar a los humanos en los quehaceres domésticos, en el cuidado de los niños y ancianos, en la reparación de objetos, entre otras cosas. Estas máquinas, con una anatomía muy parecida a la de nosotros, eran regidas para operar bajo 3 leyes de la robótica que, consistían primordialmente, en proteger la integridad y acatar los mandatos del hombre. No obstante, la inteligencia de las máquinas rebasó las leyes establecidas para su supervivencia e iniciaron una rebelión en contra de sus creadores y de toda la humanidad.



Estas escenas volvieron a mí después de leer un reciente informe publicado por el centro de investigaciones Pew Research Center, que compiló las opiniones de 1.800 académicos y expertos en la industria, el trabajo y las nuevas tecnologías en torno a la robótica, en donde el 48% consideró que para el 2025, los robots ocuparán el trabajo de muchos de nosotros.

Que en el futuro la robótica y la IA, acaben con muchos empleos desplazando el recurso humano, metafóricamente, representará una guerra que generará desestabilidad social.

“Por predecir sólo una secuela de este suceso fenomenológico, gradualmente el uso de coches y camiones con piloto automático acabarán con los taxistas y los camioneros”, argumenta Stowe Boyd (investigador de GigaOM).


La postura de otros expertos en el campo, como la de Justin Reich (profesor de la Universidad de Harvard), señala que los pocos empleos que queden serán menos remunerados y con menor plazo temporal, en otras palabras, la clase media se hundirá.



Hace poco navegando en internet, encontré un vídeo publicado en los sitios informativos que se viralizó al mostrar el primer drone que trasportaba a personas, eso me hizo recordar mi infancia cuando veía una de mis favoritas series animadas: “Los Supersónicos”, inmediatamente, el enlace de ese vídeo me llevó a otro y descubrí que las ambulancias serán reemplazadas en próximos años por estos pequeños objetos voladores que se encuentran en proceso de homologación para eficientar la primera fase de auxilios, el cual será, un factor crucial y determinante para salvar vidas en percances ocurridos.


La consternación y el asombro me impulsaron a indagar un poco más al respecto y me topé con un artículo publicado por la revista QUO que notificó la audaz intervención que los robots están ejerciendo en el campo de las cirugías médicas. Esto se debe a la fiabilidad que los mismos médicos han otorgado a las máquinas, por su precisión con los bisturís y otros utensilios que ellos, riesgosamente, utilizan en las cirugías con las limitantes que les da, la capacidad humana. Resulta irónico, pero tal vez dentro de poco serán los robots quienes sean nuestros médicos de cabecera.



Por otra parte, la opinión de los otros académicos expertos consistió en que no imperará el desempleo, por el contrario, al existir una comunidad robotizada se incrementará la fabricación, producción y mantenimiento de la industria, lo arduo será el proceso de adaptación que experimentará la humanidad, sobre todo para aquellos que no estén involucrados ni muestren interés en la IA y en la robótica.


Al resultar una opinión tan encontrada entre expertos, muchos empresarios no se están dejando llevar por resistencias ni favoritismos y se preparan en todo sentido, para adoptar nuevos modelos operativos en sus consorcios, que propicien un ambiente armónico entre la manufacturación del recurso humano y la eficiencia de la robótica.


No se puede evitar lo inevitable, si la IA y la robótica se impondrán tajantemente en nuestro futuro, será mejor concientizarnos de ello y no tomar una postura resistente al cambio; a mi juicio, hacerlo no cambiará las cosas sino dificultará aún más enfrentar la necesaria adaptación que sufriremos.



Se identificarán mayormente con estas líneas que delatan mi inquietud, los que como yo, atraviesan esa etapa de ver la realidad convertida en lo que alguna vez sólo fue ficción de televisión; está claro que los que vienen (nuevas generaciones) serán personajes inmunes al cambio, sus vidas apenas comienzan y se apropian con facilidad de los campos que mañana convertirán en sus propios empleos, esto incluye por supuesto a la IA y la robótica, o sea, los brazos y piernas de la tecnología, mientras ellos se convertirán en el cerebro de ella.


Ojalá que en el cercano futuro, aquel que ya no será sólo de nosotros sino de millones de “iron mans”, la humanidad no se deshumanice totalmente, sería terrible que las personas adoptaran conductas tan frías y sistematizadas dejando a un lado la empatía que caracteriza al ente humano, la cual, hasta ahora, nos ha mantenido firmes y esperanzados en la constante lucha por reconstruir un mejor mundo.

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