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LA DEGRADACIÓN DE TAREAS ESCOLARES

Sujetándome a la ya trillada frase “piensa global opina local” realicé un análisis acerca de una iniciativa que, de aprobarse, se decretará el siguiente año de manera oficial por la ONU. Esta imposición podría resultar un antagonismo ideológico entre especialistas de diversas disciplinas y actores de la educación. Por supuesto, México, no queda excluido de esta organización y toca ahondar en la repercusión que causará esta iniciativa para el sistema educativo que rige a la nación.



Se trata de una propuesta surgida a través de un estudio realizado por Harris Cooper (profesor e investigador por la Universidad de DUKE en E.U.A.) quien reveló que no existen pruebas que demuestren que las tareas escolares mejoran el rendimiento y la capacidad de los alumnos, por lo que plantea, la prohibición de tareas escolares en todos los centros educativos.


Bajo el argumento que la educación existente en las escuelas, fue creada hace más de 100 años y se deben modernizar los métodos de enseñanza, especialistas que respaldan esta investigación así como la Organización Mundial de la Salud (OMS) asumen que las tareas escolares, en realidad, causan un efecto negativo creando en los estudiantes un ambiente de estrés e insatisfacción al no poder realizar otras actividades en el hogar que resultan indispensables y estimulantes para su desarrollo como personas.


Esta iniciativa ha cobrado tanta fuerza y popularidad, que países como España, Bélgica y Chile no se hicieron esperar ante la ONU para decretarla como una ley que rigiera el sistema educativo de sus centros escolares.



En definitiva, los métodos de enseñanza en el proceso educativo deben modificarse por la inevitable sofisticación tecnológica y el estilo de vida que nos ha impuesto nuestro tiempo; no es prudente resistirse al cambio, pero eso no significa erradicar de manera tajante, uno de los elementos que ha representado el fortalecimiento intelectual de los estudiantes en su formación académica.


Aun cuando estudios e investigaciones manifiestan lo contrario, los resultados se desacreditan al globalizar las estadísticas obtenidas de cierto contexto. Es decir, las tareas escolares no cuentan con la misma subjetividad en E.U.A. que en México (independientemente del intelecto de los estudiantes de ambas naciones) el contenido suele ser proporcional a la carga curricular experimentada en el aula de clases.


Actualmente, México vive un proceso de reformulación debido a los recientes mandatos que implicaron ajustes en el sistema educativo, las metas que se persiguen son ambiciosas; se propone una integralidad a través de quehaceres recíprocos entre docentes y padres de familia para coadyuvar en la calidad educativa de los estudiantes.


En este sentido, las tareas escolares simbolizan esa conexión entre el plan curricular y los padres de familia. La labor docente (por más eficiente que sea) no podrá lograr las metas impuestas si no se concreta una participación significativa del tercer actor de este círculo integral de la educación.



La mayoría de estudiantes de nivel básico aun con tareas escolares delegadas, son indisciplinados, les aterra los deberes y pierden cada vez más – precisamente por los distractores tecnológicos del siglo XXI – el interés por los temas escolares establecidos en el plan curricular. Las teorías e hipótesis­­ que interpretan a la educación escolar como un sistema tradicional y obsoleto, lejos de generar la autonomía educativa referida, es el argumento ideal que utilizan para desviarse a rutas en donde no intervienen sus padres ni profesores.


Como deber establecido, las tareas escolares permiten generar en los alumnos el sentido de responsabilidad y esa continuidad formativa implementada en el hogar; la etapa académica no debe dejar de representar un proceso de formación ligado a las vivencias surgidas en nuestra cotidianidad. Sin intención de tildar como una imposición el deber del niño, adolescente y estudiante a la vez, se deben mediar éstos tomando en cuenta su edad e intelecto, sin reprimir las emociones que también tienen derecho a sentir.



El hecho de que esta iniciativa ya sea decretada como ley en otras naciones, no se precisa decretar también en México, cada país implementa estrategias que respondan a sus dificultades y eleven la calidad educativa de sus instituciones.


Eliminar las tareas escolares en contexto mexicano, no impactará benéficamente en la formación académica de los estudiantes, por el contrario, representará una barrera para la inclusión que persigue el reciente modelo educativo impuesto.

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